Todo tiene su tiempo
3 Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora.
2 Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado;
3 tiempo de matar, y tiempo de curar; tiempo de destruir, y tiempo de edificar;
4 tiempo de llorar, y tiempo de reír; tiempo de endechar, y tiempo de bailar;
5 tiempo de esparcir piedras, y tiempo de juntar piedras; tiempo de abrazar, y tiempo de abstenerse de abrazar;
6 tiempo de buscar, y tiempo de perder; tiempo de guardar, y tiempo de desechar;
7 tiempo de romper, y tiempo de coser; tiempo de callar, y tiempo de hablar;
8 tiempo de amar, y tiempo de aborrecer; tiempo de guerra, y tiempo de paz.- Eclesiastés 3:1-8
A pesar de que ya son veintiún días que comenzó el año, no había tenido la oportunidad de meditar todo lo que el 2018 me dejó y lo que el 2019 me está mostrando poco a poco.
El año pasado puedo decir que fue un año de aprendizaje. También fue un año de muchos cambios, los cuales en su momento no aprendí a aceptarlos y fue un poco duro para mi poder eventualmente adaptarme a ellos. Aún así quitando la parte difícil, no me faltaron los viajes, los amigos y el amor de mi familia.
En este 2019 siento que el cambio me está sucediendo ahora más que nunca. Tengo esta necesidad constante de aprender y crecer, y de convertirme en la mejor versión de mí misma. Estoy soltando, liberando y permitiendo que el cambio suceda. Claro, no voy a decir que va a ser fácil mostrarme abierta al cambio. Hay cambios que son irreversibles, duelen, dan miedo y a veces no son justos. Va a ver cambios que ni yo misma espero. Pero tengo que aprender a enfrentar el cambio, aún y con miedo. Porque al final del día, el cambio me hace conocerme más. Me hace crecer y me hace transformarme, y me da la esperanza que todo llegara a su tiempo.
Fotos: Angelica Ruiz